Uno tenía 80 años, con varios defectos, derivados de una porción abandonada. En una zona de intensa exposición y con enormes afloramientos de esquisto, la superficie donde no queda ni una sola hierba. La gente de la Quinta rápidamente la apodó la "Vina de los Abandonados". Durante años intentaron recuperar el viñedo y replantar las vides que faltaban. A pesar de todo el cuidado, solo las cepas más antiguas pudieron subsistir en condiciones tan extremas. En 2004 decidieron aislarlo por primera vez en la bodega de la Quinta da Gaivosa. Inmediatamente reveló una personalidad y carácter únicos. Decidieron embotellarlo en honor a las únicas viñas viejas del Duero, que algún día desaparecerán.

Color rubí profundo. El aroma de fruta madura incluye cerezas oscuras, moras, chocolate negro, regaliz, eucalipto, especias exóticas, notas balsámicas y detalles minerales. En boca, resulta un vino muy bien estructurado, jugoso, profundo, combinado con una hermosa frescura y taninos firmes.